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“Para educar, hace falta la tribu”

escuelainfantil.netJueves, 11 de junio de 2020
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Mª Carmen Sáez Moreno | Maestra y autora de “Si me involucras, aprendo”.

“Si te atreves a enseñar, nunca dejes de aprender”. Así defiende Mari Carmen Sáez Moreno, especialista en Educación Infantil, la formación continua del profesorado. Por ello, cuenta con un amplio bagaje en neuroeducación, programas europeos, Educación emocional, ABN, gamificación… Ahora, se ha lanzado a escribir un libro con contenidos sobre la metodología que usa en su aula, el Aprendizaje Basado en Proyectos.

La Educación debe tener el reto de desarrollar alumnos curiosos, críticos, comprometidos, innovadores, creativos, reflexivos y, sobre todo, felices; debe dejar una bonita huella en la vida de los pequeños y pequeñas y, para ello, siempre tengo presente a Howard G. Hendricks, cuando dice que la enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”. Así explica Mari Carmen Sáez Moreno, especialista en Educación Infantil y autora del libro “Si me involucras, aprendo”, lo que trata de poner en marcha en su día a día en el aula.

¿Crees que va a cambiar la Educación Infantil con esta nueva situación que se ha dado tras la pandemia?

Mi esperanza es que sí. Espero y deseo que este momento sea un punto de inflexión para reflexionar sobre el Sistema Educativo y nuestra práctica docente, abriendo un nuevo horizonte de cambios imprescindibles para la mejora de la Educación en nuestro país y el bien de los niños y niñas. Toda esta situación está dejando al descubierto los agujeros, carencias, dificultades, etc. de nuestro Sistema Educativo y nuestras prácticas docentes. Es necesario replantearnos otra forma de enseñar y aprender, pues estamos viendo claramente que hay demasiadas cosas que no funcionan y no podemos seguir aferrándonos a ellas, simplemente por el hecho de que siempre se hayan hecho así, o porque no queramos modificar nuestra manera de hacer las cosas. El paradigma actual de la Educación nos lleva a implementar, en nuestras aulas, metodologías activas que promuevan el aprendizaje competencial más allá de la mera adquisición de contenidos.

El confinamiento ha hecho que muchos centros y profes tengan que ponerse las pilas con las TIC. ¿Crees que se va generalizar su uso?

Las TIC están en nuestra vida desde hace muchos años, aunque aún hay centros que no disponen de los recursos necesarios y docentes que no tienen formación para aplicarlas en el aula de manera útil, creativa y significativa. También se da por hecho que nuestros alumnos son “nativos digitales”, pero esto no quiere decir que sepan usar las tecnologías adecuadamente. Esta situación ha puesto al descubierto que los niños saben usar las TIC a su manera, ciertas aplicaciones y acciones con mucha soltura, pero no otras competencias que son imprescindibles para trabajar con las tecnologías en su día a día. Esto nos debe hacer reflexionar sobre la manera de usar las TIC en el aula y en casa.

Otro de los aspectos en los que se ha profundizado con el cierre de los coles es la implicación familiar. Los padres han puesto en marcha iniciativas muy creativas para compartir. ¿Se va a tener que contar más con ellos?

Lo primero es destacar y valorar el gran trabajo que están haciendo las familias, porque es admirable. Dice un proverbio africano que “para educar a un niño, hace falta la tribu entera”, lo cual nunca había sido tan relevante. Para mí, la implicación familiar es importantísima en la vida de un aula, de un centro. Hace muchos años que soy defensora y aplico estrategias de participación e implicación de las familias, que forman parte implícita de mi metodología, y es sorprendente la cantidad de cosas que pueden aportar y los resultados que se obtienen cuando les damos cabida. Después de este período y siendo conscientes de su enorme esfuerzo, debemos replantearnos su papel y convertir nuestras aulas en aulas abiertas, dinámicas y participativas, aprovechando y canalizando todo el potencial que las familias pueden aportar al proceso educativo, respetando siempre la labor, criterio y profesionalidad docente.

Otro de los aspectos que se ha debido tener en cuenta es la circunstancia de cada familia. ¿Se va a tender a personalizar más?

Estamos en una situación muy compleja que ha hecho que las diferencias culturales y sociales se acentúen. La escuela, con sus acciones, debe ser compensadora de desigualdades. Para ello, es imprescindible personalizar la enseñanza, pues es el único modo de contribuir a la igualdad de oportunidades. Es necesario tener en cuenta las características de cada alumno y trabajar con metodologías y estrategias que lo hagan posible. Esta situación hace indispensable que tengamos que personalizar y flexibilizar con cada familia los tiempos, las tareas, los medios, etc. y que nos pongamos a trabajar en ello.

Eres defensora del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), como bien lo explicas en tu libro. ¿Se puede seguir trabajando en esta línea durante el confinamiento?

Eso depende mucho de si las familias conocen esta manera de trabajar y han participado de manera activa en ella. Si es así, sí se puede seguir trabajando en esta línea (en algunos aspectos). Podemos continuar proponiendo retos, algunas actividades de investigación, realizar algunos talleres, etc. Evidentemente, no sería ABP en toda su pureza, pues muchos de los pasos y procesos no se pueden aplicar a distancia y menos con niños de estas edades. Lo más complicado sería el trabajo en equipo y la aplicación de ciertas estrategias en grupo, que son muy importantes en el ABP.

¿Cómo debe surgir un proyecto?

Esta pregunta genera siempre controversia y confusión. Hay quienes piensan que un proyecto solo puede surgir de un interés espontáneo de los alumnos. Por otro lado, están quienes defienden que un proyecto debe estar perfectamente estructurado y planificado desde el principio. En el libro,explico que es necesario buscar un punto intermedio y pararnos a observar, analizar, escuchar y consensuar, pues un proyecto puede surgir de muy diversas maneras y todas ellas pueden ser estupendas oportunidades para llevarlo a cabo y obtener muy buenos resultados. Estas situaciones en las que puede nacer un proyecto, en el libro, se explican a través de ejemplos prácticos surgidos a lo largo de mis años de trabajo.

¿Cuándo se da por finalizado?

Una de las señas de identidad del ABP es que todo el trabajo que hace el grupo va encaminado a la realización de un producto final y lo tendremos en cuenta desde el comienzo del proyecto, al menos, en líneas generales, ya que puede variar en función de diversos factores. El proyecto finaliza cuando hemos dado respuesta a los intereses, curiosidades y necesidades de los alumnos, y hemos recorrido las fases necesarias para que el aprendizaje sea significativo. La duración de cada proyecto es variable y debe acabar a lo grande, como grande ha sido el trabajo realizado.

¿Cómo se evalúa?

El ABP necesita que la evaluación se integre en el proceso, que sea parte del mismo. Debemos tener presente que el fin último de la evaluación no es la calificación, sino el análisis del camino recorrido, la reflexión sobre el proceso, el punto de partida para emprender nuevas acciones, etc. En definitiva, mejorar y avanzar. Para ello, debemos diseñar una evaluación que sirva al proceso de enseñanza-aprendizaje y no al revés, como ocurre en la mayoría de ocasiones. Para evaluar, podemos usar muchos instrumentos y herramientas, como registros de observación, portfolios, rutinas de pensamiento, rúbricas, dianas de autoevaluación, juegos, aplicaciones, etc. Algunos de ellos, se usan también en la enseñanza tradicional, pero el enfoque y la mirada hacia los mismos cambia completamente en el ABP y, sobre todo, hemos de tener en cuenta durante todo el proceso que no solo es importante lo que aprendan, sino que es imprescindible prestar atención a cómo se sienten mientras están aprendiendo.

Tu libro pertenece a la colección de la Biblioteca AMEI-WAECE. ¿Es una lectura recomendada para estos días?

Perfectamente. Ojalá llegue a muchos docentes, pues está escrito con intención de demostrar, ilusionar y contagiar la idea de que otra escuela es posible, así como animar y acompañar en el cambio.

¿Y para los padres?

Por supuesto, ya que les ayudará a conocer y comprender esta metodología. Además de cómo aplicar el ABP en el aula, hay numerosas reflexiones sobre Educación; un capítulo dedicado a la implicación y participación de las familias, y otro al aprovechamiento de los recursos del entorno. Mediante este libro, los padres conocerán distintas maneras de colaborar con los docentes y comprenderán la importancia de su implicación. La unión familia-escuela es perfecta y necesaria, y este libro es una muestra. Las familias visualizarán un nuevo espacio y comprenderán determinadas prácticas y propuestas.


LAURA GÓMEZ LAMA
Coordinadora de ESCUELA INFANTIL

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