Cuando hablamos de desarrollo infantil integral, estamos hablando de todos los cambios y evoluciones a los que los niños, desde sus primeros años de vida, se enfrentan; desde su desarrollo físico o cognitivo hasta el desarrollo emocional y social. Todo ello, ayudará a formar a los más pequeños de cara a su futuro y a la sociedad.
Durante muchísimo tiempo, se ha resaltado la importancia del desarrollo físico y cognitivo en el aula, que hace referencia a capacidades del ser humano que necesitan ser reforzadas para que se desarrollen de forma correcta, como por ejemplo, la memoria, la atención, el lenguaje o la percepción y la solución de problemas. No obstante, hay otro punto esencial que acapara la atención de educadores y familias: la importancia de trabajar de forma constante en el desarrollo emocional.
Educar en la inteligencia emocional debe ser base en cualquier proyecto educativo y en cualquier tipo de Educación en casa y, por suerte, cada vez cobra más valor. Trabajar con ella, como un pilar fundamental, nos permitirá potenciar el desarrollo emocional de los niños y, como consecuencia, lograr un desarrollo completo de su personalidad que será clave a lo largo de su vida.
Gracias a ello, además, conseguiremos formar a personas capaces de controlar sus emociones en todos los extremos, desde la felicidad absoluta hasta la ira y, lo que es casi más importante para el conjunto social, formaremos a personas capacitadas para identificar y comprender las emociones de los demás, siendo la empatía uno de sus valores más innatos.
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